Las decisiones que te drenan (y cómo dejar de vaciarte sin darte cuenta)
Tu batería social no se vacía solo por grandes crisis.
Se vacía gota a gota, decisión tras decisión.
La mayoría de nosotros piensa en el cansancio como algo que llega al final del día.
Pero ¿y si el agotamiento empezara mucho antes, quizás en la primera hora de la mañana?
Spoiler: empieza ahí mismo.
Y no es por lo que haces físicamente, sino por lo que decides, una y otra vez… sin parar.
Cada decisión cuesta un poco… de tu batería social
Imagínate que tienes un frasco invisible conectado a tu energía social. Cada vez que decides algo, desde qué desayunas hasta si respondes ese mensaje ahora o después, sacas una canica. Parece insignificante, pero entre el WhatsApp, la ropa, el desayuno y el tráfico, ya vaciaste medio frasco antes de llegar a la oficina.
Después te preguntas por qué a las 11:00 a.m. ya no puedes con tu vida.
No es vagancia, es economía mental. Si no haces una auditoría de decisiones, ese drenaje se vuelve rutina. Haz la prueba: elige una hora del día y anota cada decisión que tomas. Solo así vas a entender por qué llegas con cara de viernes un martes por la mañana.
Menos decisiones, más energía: tu rutina puede ser tu salvavidas
Y ya que entendemos lo mucho que drenan las decisiones pequeñas, la solución lógica es simple: decide por adelantado. Reduce el caos. Automatiza lo que puedas.
Yo tengo tres shortcuts que me salvan cuando estoy en modo zombie:
Outfit rotativo: Tres combinaciones listas que se ven bien y no requieren pensar. Lo puedes llevar más allá y tener un tipo de uniforme, aunque el trabajo no lo requiera.
Menú fijo martes a jueves: Comer rico sin tener que inventar todos los días. Sacas tres recetas simples que nunca fallan y ten siempre los ingredientes a la mano.
Playlist de arranque: Mi lista de 15 canciones que siempre me activan y así no tengo que estar buscando que escuchar.
No es vagancia. Es estrategia. Son decisiones que tomé antes... para no tener que tomarlas cuando estoy drenado. Y créeme, tu yo futuro te va a dar las gracias.
Pero no todo se ve: las decisiones invisibles también pesan
Y así como elegimos ropa o comida, también decidimos, muchas veces inconscientemente, cómo nos tratamos por dentro. Y eso, aunque no lo veas en un calendario ni en una nota, desgasta tanto o más que cualquier reunión.
Tu diálogo interno está lleno de mini-decisiones:
¿Me culpo o me tengo paciencia?
¿Me presiono o me doy un respiro?
¿Me trato como enemigo o como aliado?
Cada una de esas elecciones invisibles consume batería social. Por eso, haz este experimento: cada vez que te critiques, respóndete con respeto. No es autoayuda barata. Es ahorro de energía mental y la mejor manera de parar el autosabotaje.
No es solo mental: tu cuerpo también toma decisiones contigo
¿Y si además de tus pensamientos y tu rutina, tu alimentación también está saboteando tu energía?
Ese desayuno dulce que juras que te activa… puede estar pasándote factura. A las 9 a.m. estás en el pico de energía con tu juguito y tu pan, pero a las 11 a.m. estás de mal humor, sin paciencia, y justo ahí te toca una reunión infernal.
No hay que hacer una revolución. Basta con cambiar el jugo por una fruta y una fuente de proteína. Es un swap sencillo, pero el cambio en tu ánimo es notable.
Y cuando no tengas energía ni para decidir… no decidas (en el momento)
Porque no siempre vas a tener energía para decir que sí ni claridad para decir que no. En esos días, no decidas en automático. Usa un “parking-lot”.
Crea una nota o lista donde pongas todo lo que no es urgente. En vez de responder cansado, déjalo ahí. Y cuando tu batería esté llena, revísalo con calma. Vas a ver cómo baja el estrés y cómo mejora la calidad de tus decisiones.
Tu batería social no se vacía solo por grandes crisis.
Se vacía gota a gota, decisión tras decisión.
Pero si aprendes a observar, simplificar y cuidar cómo decides, puedes recuperar el control.
Tu energía no es infinita. Adminístrala como lo que es: un recurso valioso.
Y esta semana, empieza por una cosa: decide menos, y mejor.
Héctor
Psicólogo, introvertido, y defensor del descanso sin permiso